Contra todo esto, en nuestra opinión, es fundamental la labor del profesor el primer día que empieza a trabajar con un grupo. No convertir el aula en una suma de individualidades, con manual y libreta propia que copia lo escrito en la pizarra y escucha sólo al profesor, es una tarea importantísima. A través de nuestra experiencia hemos comprobado como el hecho de que un grupo “haga piña” supone una ayuda a la hora del aprendizaje. La motivación para aprender es la llave mágica de todos los misterios, ya sean relacionados con pasados, subjuntivos, etc
Una forma de romper el hielo, de las infinitas que existen es proponerles, y quizás ya lo pusisteis alguna vez en práctica, que encuentren puntos en común con el resto de sus compañeros. Estos pueden ir desde la edad, pasando por gustos, hasta el/los porqués de estudiar español. A priori nos puede parecer algo muy simple pero, por el contrario, se llegan a crear pequeños lazos de conexión.
Simplemente el momento de levantarse y andar por el aula buscando a otro compañero al que preguntar genera un ambiente distendido e informal que hace olvidar la estructura clásica de aula y, de esta forma, vamos preparándoles para que entiendan que todos van a ser co-protagonistas con el docente. Hablar, explicar algo, escribir en la pizarra, cantar no va a ser sólo el profesor el que lo haga sino todos. ¿Qué os parece?