Los investigadores describieron a los buenos aprendientes de lenguas de la siguiente manera:
• Se involucran activamente en el proceso de aprendizaje de la lengua, es decir, en general, adoptan un papel muy activo en el aula.
• Sacan provecho de todas las oportunidades que tienen para practicar la lengua. Disponen de buenas estrategias para practicar la comprensión auditiva, la expresión oral, la compresión escrita y la expresión escrita.
• Conciben la lengua tanto como un sistema gramatical y formal, como un medio de comunicación.
• Desarrollan gradualmente la nueva lengua en un sistema y aprenden a pensar por mediación de este.
• Aceptan y son capaces de tratar los aspectos afectivos que requiere el aprendizaje de una L2.
• Son unos buenos detectives. Siempre están buscando pistas que les ayuden a entender cómo funciona la lengua. En ocasiones, hacen suposiciones y piden a otras personas que les corrijan si están equivocados.
Además de todas estas estrategias, N. Naiman et al. (1978) también identifican otras técnicas utilizadas por los alumnos en situaciones concretas, como repetir en voz alta después del profesor, escuchar la radio y ver la televisión, leer y seguir las reglas de la manera en que aparecen en las gramáticas o en los libros de texto.
Asimismo, R. Ellis (1985) presentó una lista elaborada a partir de los estudios anteriores. De tal manera que a las características mencionadas un poco más arriba añadió las siguientes: los buenos aprendientes de lenguas son capaces de adaptarse a diferentes situaciones de aprendizaje; son capaces de completar el aprendizaje que obtienen del contacto directo con hablantes nativos con el que se deriva de su propio estudio; normalmente se trata de aprendientes adolescentes o adultos, rara vez son niños, y por último, tienen una razón poderosa para aprender la lengua. R. Ellis concluye diciendo que:
Considerándola en su conjunto, la lista de las características que reúne un buen aprendiente refleja los factores sociales, cognitivos y afectivos que se han visto que son importantes en la ASL. (1985:123)
La extrapolación de todos estos descubrimientos al aula todavía se trata de una cuestión muy debatida y existen opiniones encontradas al respecto. Además, si nos centramos en las cualidades del buen aprendiente, también podría resultar interesante investigar los rasgos de los buenos y los malos profesores de lengua. Sin duda, esto nos proporcionaría otra perspectiva útil para nuestro modo de enseñar.
Extraído de “factores individuales de aprendizaje” del Máster “Formación de Profesores de Español (FOPELE)” de FUNIBER (Fundación Iberoamericana de Universidades).