Normalemente, el profesor de español sólo utiliza este tipo de medios en niveles más avanzados, dejando para los niveles más básicos las actividades más monótonas y sistemáticas. Es cierto que hay cortometrajes que son inadaptables a ciertos niveles, bien por el tipo de registro, la complejidad del argumento o la velocidad de habla de los personajes. No obstante, existe un gran número de cortometrajes que se pueden trabajar desde un nivel A.1 hasta un nivel C.2, enfocando la explotación de la película a los contenidos que ya se hayan estudiado en el aula.
Por ejemplo, en el caso de un nivel A.1, es cierto que la primera semana quizás es un poco temprano para poner en marcha una actividad de este tipo, pero a partir de la segunda semana ya es positivo empezar a utilizar cortometrajes como pretexto para practicar lo que han ido aprendiendo de la lengua en sus primeras sesiones. Si ven una historia en la que aparecen dos personajes, pueden, por ejemplo, describir físicamente a los personajes o comentar qué hacen durante un día en su vida cotidiana, etc.
Para crear la explotación didáctica de un cortometraje podemos seguir tres sencillos pasos, que no tienen por qué cumplirse todos siempre:
2.- Actividades durante el visionado: comprensión del argumento, opinión sobre qué va a pasar...No siempre es necesrio hacer esto, pero con los largometrajes es recomendable.
3.- Actividades posteriores a la proyección: descripción de personajes, resumen, debates, qué pasa después de la película, etc. Todo esto debe adaptarse teniendo en cuenta los contenidos gramaticales, léxicos y comunicativos que hayan visto ya en clase.